¿Qué considerar si siento un llamado al pastorado?

El liderazgo eclesiástico es sin duda una labor honrosa que por su gran visibilidad dentro de la congregación podría ser un puesto muy atractivo para algunos. Sin embargo, esta labor no es como cualquier otra, no se obtiene por méritos, no se alcanza por la inteligencia o conocimiento que alguien pueda tener, ni tampoco se hereda por lazos familiares. Para estar en el liderazgo de la iglesia y mantenerse allí debe haber un llamamiento Divino. El que está considerando asumir esta responsabilidad debe saber que su función está muy bien definida en la palabra de Dios, en donde encontramos requisitos, labores y características que un pastor debe tener. Por lo tanto, aquél que quiere estar en ese puesto debe procurar entender en detalle toda la instrucción que la biblia da al respecto y vivir de acuerdo con ello en todas las áreas de su vida. Aquí estudiaremos tres responsabilidades que los pastores tienen para con las ovejas que se encuentran detalladas en 1 Tesalonicenses 5:12 y que son las siguientes: trabajar, presidir y amonestar. Si bien estas no son todas las responsabilidades que un pastor tiene, son un buen punto de partida para entender lo que Dios espera de los pastores.

 Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan;

1 Tesalonicenses 5:12

1.- Arduo trabajo:

En griego, el verbo que se usa aquí para “trabajan” κοπιάω  (kopiao) significa trabajar arduamente, hasta el cansancio. He allí la razón del porqué algunas versiones traducen este texto con la expresión “con diligencia trabajan”.

El trabajo en el ministerio es por definición un trabajo agotador. El verbo que Pablo emplea aquí sugiere que el ministerio del pastorado es un trabajo arduo, que cansa, y que no puede llevarse a cabo sin diligencia y sin esfuerzo. Pablo, unos capítulos más adelante, se presenta a sí mismo como ejemplo de esto:

Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.

1 Tesalonicenses 2:9

Pablo de hecho se ha presentado a sí mismo como ejemplo de esta labor, y entrega con gran detalle las dificultades que él ha enfrentado al ejercer el liderazgo. El ministerio no es un pasatiempo que podemos tomar a la ligera, sino más bien una labor que requiere de sacrificio y entrega. Pablo agrega la palabra “fatiga” demostrando que su trabajo era desgastante. 

18 Cuando vinieron a él, les dijo:

Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia,

19 sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos;

20 y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas,

31 Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.

33 Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.

34 Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido.

35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

Hechos 20:18-20, 31,33-35

Si una persona no está dispuesta a trabajar y a desgastarse por amor a esas almas que Dios va a poner a su cuidado, francamente no debería ni siquiera pensar en querer estar en el servicio pastoral. 

Muchos líderes han sido negligentes en este punto. Esta irresponsabilidad trae consecuencias, por lo que es importante considerar si no se está dispuesto a depender de Dios para llevar a cabo esta tarea. 

 

 

 

2.-Autoridad Prudente:

La palabra presidir se traduce del griego de la siguiente manera: Tener autoridad sobre, cuidar, ayudar, dirigir, ser jefe. Antes de que podamos sacar conclusiones erróneas de estas palabras, debemos tener en claro que esto se enmarca en el contexto de hacer las cosas en el Señor, como el mismo texto lo declara. Por esta razón el liderazgo eclesiástico se diferencia totalmente de los malos modelos de liderazgo que hay en el mundo. El pastorado encuentra en Dios tanto la fuente de su autoridad como la limitación de éste. 

La misma palabra para presidir es utilizada en la carta a Timoteo para describir los requisitos de un pastor y es traducida con la palabra “gobernar”.

que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad

(pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);

1 Timoteo 3:4 y 5

Este pasaje hace una conexión entre “gobernar” y “cuidar. El auténtico liderazgo usa su autoridad para dirigir a la congregación como lo haría un padre para cuidar y velar por el bienestar de su familia. En contraste con esto, Dios advierte a aquellos que quieren abusar y tomar señorío sobre la grey:

no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.

1 Pedro 5:3

3.- Amonestación Constante:

La tercera característica tiene que ver con su labor docente pues es necesario que el pastor sea un maestro, y esto va más allá de una intención académica. Amonestar tiene que ver con “poner en la mente” de donde proceden también los conceptos instruir o advertir. Un pastor debe poner en la mente de las personas las palabras del Señor y debe hacerlo en todo tiempo. 

Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.

Hechos 20:31

La amonestación no debe ser tomada a la ligera o como algo ocasional, sino que requiere de constancia, aplicándose en toda ocasión, tanto públicamente desde el púlpito, como en la conversación privada. Pablo muestra con la frase “con lágrimas” la intensidad con la que se debe procurar esta tarea. La amonestación involucra un profundo deseo de ver una mejoría en la persona amonestada. El liderazgo bíblico está preocupado de poder ayudar, asistir y corregir a quien ha caído en el error, con el deseo de ver su mejoría. 

Cuando analizamos esto nos damos cuenta que la amonestación debe llevarse a cabo con constancia y esfuerzo. Es necesario el arduo trabajo para ver el fruto de la amonestación en la vida de las personas que Dios ha puesto al cuidado del liderazgo, pero no podría lograrse si hubiera pereza y negligencia en esta labor. 

 

Como podemos apreciar, la labor pastoral es de suma importancia para el bienestar de la congregación, y  que requiere esfuerzo, dedicación y constancia.

 

Nadie es más visible en las congregaciones que su liderazgo, y así como quienes poseen un testimonio correcto y un amor por la verdad pueden afectar positivamente al rebaño y el testimonio público de la iglesia, quienes son moralmente descalificados provocan gran daño, empañando la reputación del cuerpo de Cristo.

Por esto es fundamental cumplir con el estándar bíblico y no desatender las labores demandadas. Jesús es el príncipe de los pastores y él les ha encomendado el cuidado de sus ovejas con la autoridad delegada de él y bajo los límites que él ha dispuesto. Esta es una labor que debe llevarse a cabo con esfuerzo y en total dependencia de Dios.  

 

Quien desea el pastorado debe considerar que no encontrará su recompensa en los beneficios que el estatus de un puesto de liderazgo le puede ofrecer, sino más bien en el gozo que le traerá el desgastarse para el servicio de su Señor, quien es la recompensa final de toda su labor.

¿ES TAREA DEL ESTADO PROVEER PARA LAS NECESIDADES DE LA CIUDADANÍA?

¿ES TAREA DEL ESTADO PROVEER PARA LAS NECESIDADES DE LA CIUDADANÍA?

Nuevamente, si afirmamos que la Palabra de Dios es la Verdad, ella debe ser la norma objetiva que nos permita establecer y evaluar cada aspecto de nuestras vidas. Hoy en día está de moda la idea de que el estado debe ser el responsable de proveer todo lo que la sociedad necesita, y de hecho, vemos como en muchas partes del mundo las personas han estado dispuestas a otorgarle sus privilegios al estado, para que éste asuma dicha responsabilidad.

No son pocos los cristianos que seducidos por esta idea, han caído en la trampa de querer asignarle el rol de sustentador a quien no le pertenece. La Escritura enseña con claridad que el estado no es nuestro proveedor, no es quien debe satisfacer todas nuestras necesidades. Ese rol le pertenece únicamente a nuestro Dios. La Escritura señala que:
…Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Filipenses 4:19
¿Recuerda las palabras de David en el Salmo 23? Él reconoció que Jehová era su pastor, y por tanto, nada le faltaría. También, en la oración que Jesús enseñó a sus discípulos, les animó a depender de la provisión del Padre:
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Mateo 6:11
Ahora, sin duda la manera natural por la cual Dios ha decidió proveernos principalmente es a través del trabajo. La Biblia es explícita al señalar que:
…si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. 2 Tesalonicenses. 3:10
Por lo tanto, la Verdad nos enseña que los cristianos trabajamos para tener de la provisión divina (Salmos 104:14-15, 21-23), y que es nuestra responsabilidad hacerlo.
La idea del llamado “Estado Paternalista” se ha popularizado proponiendo que el estado usurpe una labor que no le corresponde, justificándose en la protección impropia de las personas y restringiendo sus libertades. Las sociedades proliferan en su negación a Dios, porque el estado ha querido usurpar su lugar.

 

Fotografía por Miguel Hernández, CC BY-SA 2.0

¿QUÉ COSAS PUEDE APRENDER EL LÍDER BÍBLICO DEL ROL DADO POR DIOS A LAS MADRES?

¿QUÉ COSAS PUEDE APRENDER EL LÍDER BÍBLICO DEL ROL DADO POR DIOS A LAS MADRES?

Las metáforas son muy buenas opciones para aprender de maneras muy ilustrativas lecciones que son inolvidables, y en las Escrituras tenemos muchas que nos ayudan a discernir el carácter del líder. El apóstol Pablo por ejemplo, utilizó variadas metáforas para describir la labor del líder bíblico. Lo comparó con un soldado, con un atleta y con un labrador para dar lecciones al pastor Timoteo. Ahora, junto con estas, Pablo utiliza una metáfora bien especial, y es que en 1 Tesalonicenses el apóstol compara su labor pastoral con la de una nodriza:

Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. 1 Tesalonicenses 2:7

No es nuevo en la Escritura el uso de la figura materna para ejemplificar verdades sumamente trascendentales. Nuestro propio Dios la usó para enseñar sobre su Amor y compasión por los suyos:

Ciertamente, el Señor ha dicho: ¡Miren! Voy a extender sobre ella la paz y la riqueza de las naciones, como si fueran un río desbordado. Ustedes serán amamantados y llevados en brazos, y mimados en el regazo. Yo los consolaré a ustedes como consuela una madre a sus hijos, y en Jerusalén hallarán consuelo. Isaías 66:12–13

¿Pero acaso se olvida la mujer del hijo que dio a luz? ¿Acaso deja de compadecerse del hijo de su vientre? Tal vez ella lo olvide, pero yo nunca me olvidaré de ti. Isaías 49:15

Y es que cuando apreciamos a una buena madre es evidente que serán latentes en ella características sumamente apreciables, características que por cierto Dios espera ver en todo buen siervo de Dios:

A.-      Amabilidad.
 Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; 2 Timoteo 2:24

B.-      Afecto.
Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos. 1 Tesalonicenses 2:8

C.-       Amor.
Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos. 2 Corintios 12:15

D.-      Abnegación.
Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis. 2 Tesalonicenses 3:7-9

El líder puede aprender de una madre la amabilidad, el afecto, el amor y la abnegación por el pueblo de Dios, y ser tal como el apóstol fue con los tesalonicenses, tierno para con los creyentes.

¿ALGÚN GOBIERNO O SISTEMA DE GOBIERNO HUMANO PODRÁ ERRADICAR LA POBREZA?

¿ALGÚN GOBIERNO O SISTEMA DE GOBIERNO HUMANO PODRÁ ERRADICAR LA POBREZA?

La Palabra de Dios es la Verdad, y por tanto es la norma objetiva que nos permite establecer y evaluar cada aspecto de la vida, y esto no es distinto en la política. Son conocidas las campañas electorales y los movimientos políticos por presentar “promesas” de campaña con las que pretenden obtener los votos de la ciudadanía. Es evidente que muchos ofrecimientos son muy tentadores, pero como creyentes debemos filtrar por medio de la Palabra de Verdad aquellos planteamientos, y evaluar si son consecuentes con la enseñanza bíblica, y realizables a los ojos de Dios.

Una de las promesas recurrentes de campaña es la “erradicación de la pobreza”. ¿La ha oído? Veamos qué dice la Escritura sobre una promesa así.

 

En Mateo 26, nuestro Señor Jesucristo exhorta a sus discípulos debido a su enojo en contra de una mujer que decidió derramar un perfume de gran precio sobre Él, en vez de darlo a los pobres, como ellos argumentaban. El Señor les exhortó con las siguientes palabras:

 

 Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. Mateo 26:11

Jesús hizo eco de las palabras del Antiguo Testamento al decirles a sus discípulos que siempre habría tiempo para ayudar a los pobres, porque siempre existirían. Deuteronomio 15 señala:

Porque nunca faltarán pobres en tu tierra; por eso te ordeno: “Con liberalidad abrirás tu mano a tu hermano, al necesitado y al pobre en tu tierra”. Deuteronomio 15:11 NBLA

La realidad de la pobreza es permanente según la Escritura, puede disminuirla, puede aumentarla, pero no puede acabarla, pues iría en contra de lo que Dios estableció. Por lo tanto, cada promesa de eliminación de la pobreza no puede ser creída por nosotros, si creemos que la Biblia es la Verdad.

Ahora bien, si afirmamos la Bondad de Dios podemos entonces preguntarnos cómo su Bondad se manifiesta en la permanencia de la pobreza. Veamos al menos dos buenas razones de por qué Dios la permite.

Primero: La pobreza otorga a aquellas personas que en algún momento tienen más (lo cual puede cambiar de un día a otro 1 Sam. 2:7-8) la oportunidad de mostrar amor práctico por aquellos que tienen menos. Eso lo vemos en los pasajes ya expuestos (Deuteronomio 15 y Mateo 26).

 

Entonces, una sociedad más justa bíblicamente hablando, no sería aquella en la que no hubiera pobreza ni riqueza, sino aquella en donde las personas que tienen más, estén dispuestos a ayudar voluntariamente a las que tienen menos (2 Cor. 8:12-15).

Segundo: La existencia de la pobreza (y de cualquier mal o situación que genere molestia, dolor o incomodidad en nosotros en general) nos impulsa a anhelar una patria mejor, la celestial, una que no se ciñe a las pautas humanas, sino a la gloria divina. Solo el reino de Cristo será diferente, y la promesa dada allí es la única verdadera.

 

Por tanto, respondiendo a la pregunta inicial, no, ningún gobierno humano, ni ningún sistema humano, ni promesa de campaña alguna podrá erradicar la pobreza porque Dios ha establecido que durante este tiempo al menos, ella exista con el propósito de enseñarnos misericordia y justicia, y de alentarnos a añorar la Patria Celestial en donde Él erradicará para siempre todo dolor y desdicha humanas.

¿CUÁL ES LA CONDICIÓN DEL HOMBRE SIN CRISTO?

¿CUÁL ES LA CONDICIÓN DEL HOMBRE SIN CRISTO?

Si hay algo común en el ser humano es confundir los síntomas con la enfermedad, no es extraño ver a personas razonando que un dolor de cabeza constante es sin duda un aneurisma cerebral o un tumor maligno y luchan con esa idea hasta que se dan cuenta, con vergüenza muchas veces, que era solo falta de sueño.

Con respecto a nuestros problemas muchas veces hacemos lo mismo, notamos la parte superficial y asumimos que ese es el conflicto esencial y no nos damos cuenta de lo equivocados que estamos hasta que nos agobiamos por no poder encontrar una salida. Lo que sucede es que como no tratamos la raíz, permanentemente aflora la misma situación.

Siempre deberíamos pensar en lo importante de ir más allá y no llegar solo al efecto de una situación, ver la causa o raíz del problema y atacarla bíblicamente. Si tratas el resultado, pero la causa sigue igual, tendrás una vida muy frustrante, cayendo siempre en los mismos pecados y enfrentando permanentemente las consecuencias de estos.

En cierto que es difícil llegar a la raíz de un problema, Proverbios 20:5 señala: Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre… No obstante también dice: Mas el hombre entendido lo alcanzará.

Por lo tanto, debes confiar en la gracia de Señor y ser diligente para llegar al punto de inicio.

Vamos a realizar un ejercicio práctico, notemos la siguiente historia…

Los celos de Patricia por no haber sido considerada como la oradora en el discurso de graduación de su universidad le llevó a ponerse extremadamente dura en el trato con Marcela, su compañera elegida. En el tiempo, bastó con que simplemente Marcela le preguntara un ¿Qué te pasa? Para que el deseo impropio de Patricia le llevará a los insultos y empujones. El último empujón hizo que Marcela cayera y se golpease la cabeza contra el duro concreto del suelo, luego de tres días en la UCI, finalmente Marcela murió.

En el juicio legal, Patricia argumentó que Marcela le había provocado e intentado golpear fuertemente por lo que solo defendiéndose de los ataques, ella le empujó, sólo una vez, con la mala suerte de que Marcela se golpeó en la cabeza. Patricia argumentó que si no se hubiese defendido, seguro que ella habría sido muerta.

Su argumento no fue creído y fue condenada a cinco años de cárcel, en los cuales no quiso hablar con nadie, cayendo en una profunda ira contra el mundo porque no habían aceptado su defensa.

Luego de salir, y asumiéndose como la víctima cayó en una profunda depresión que la mantiene hasta el día de hoy postrada en una cama, sin deseos de ver la luz del sol, con las cortinas cerradas permanentemente, y sin deseos de alimentarse correctamente.

Algunas preguntas para meditar…

  • Si sólo conocieras el último párrafo de la historia narrada de Patricia… ¿Cuál pensarías que es su problema?
  • Si sólo conocieras los dos últimos párrafos de la historia de Patricia… ¿Qué es lo que asumirías del problema?
  • Si sólo conocieras los tres últimos párrafos de la historia de Patricia… ¿Qué agregarías a tu concepción del problema?
  • Al Oír la historia completa… ¿Algo cambia? ¿Hay diferencias?

Y la respuesta debe ser… ¡Absolutamente si!

Mayor información te entrega una perspectiva superior para reconocer el verdadero problema.

Patricia tenía una gran lucha con la significación, el orgullo estaba fuertemente arraigado al punto que no estaba dispuesta a dejar que nada ni nadie sobresaliese además de ella. La Raíz de todo lo que Patricia estaba viviendo estaba en su corazón. Depresión, Ira, violencia y Celos eran los síntomas de un corazón orgulloso.

Lucas 6:43-45 (RVR1960)

No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Si plantas una semilla de palta, tendrás un palto, si plantas una semilla de damasco, tendrás un damasco y podríamos seguir mencionando largamente otros ejemplos. El punto es que sabemos que hay una relación orgánica entre la semilla y el fruto que provoca.

Jesucristo está diciendo que el corazón está íntimamente ligado con el comportamiento de la persona, es decir, el corazón es la fuente primaria y las acciones, el resultado. Por lo tanto, debes atacar el corazón para evitar los malos resultados.

En el texto, nuestro Señor Jesucristo muestra como las palabras son la evidencia palpable de lo que está en el corazón de la persona (v.45) Jesús está diciendo, lo que sale de tu boca es lo que está en tu corazón.

Cuando dices malas palabras no es que se “te salieron” es que están en tu corazón y decidiste sacarlas; no es que puedes culpar a otro diciéndoles “Me Obligas a gritarte”, nadie te obliga, tu corazón es un destemplado gritón; no es que alguien te forzó a decir una palabra, tu decidiste tenerla en tu corazón. Y finalmente todo eso te dice quien realmente eres. Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él…Prov. 23:7.

Todo cambio efectivo en el comportamiento y todo correcto deseo por dejar el pecado y evitar los subsecuentes problemas parten en el Corazón, intentos estéticos son tristemente infructuosos. (Mt. 23:25,26).

Tratando el Corazón.

  • Si eres incrédulo, si no has reconocido quien es realmente Cristo y te has entregado a una vida de obediencia a Él, debes clamar por su misericordia. No hay ninguna esperanza sin Dios en tu vida, sólo Él es quien puede cambiar el corazón. Tus intentos serán humo disipado por el viento. Él es el único que puede cambiar un corazón de piedra por uno de carne. ( 36:26,27). En Su gracia, Dios puede crear un corazón nuevo dentro de nosotros (Salmo 51:10). Él promete “vivificar el corazón de los quebrantados” (Isaías 57:15).
  • Si eres creyente, en primer lugar, debes reconocer que es el corazón. No lo límites al lugar de los sentimientos amorosos y pasionales, eso es un engaño satánico, animado por nuestra cultura occidental. Limitar el corazón a los sentimientos es subestimar su función y descuidar su responsabilidad.

Al contrario de lo que se señala comúnmente, el corazón según las Escrituras es el núcleo de nuestro ser, es la descripción del hombre interior (Ef. 3:16), en donde radica el ser interno del hombre, es la fuente de la vida y es la fuente de los pensamientos (Prov. 23:7Mr. 2:8).

Profundicemos un poquito en el por qué es vital no descuidar lo que es verdaderamente el corazón.

Todo problema involucra tres niveles: El corazón, las obras y los sentimientos. Los tres están íntimamente ligados y no entender eso es tremendamente peligroso.

Por lo general nos enfocamos solo en el nivel de los sentimientos y pensamos que nuestros problemas son básicamente las emociones que estoy experimentando. (Depresión, angustia, pena, ira, etc). Algunas veces asumimos que los problemas implican obras (golpes, gritos, llantos etc), pero lamentablemente descuidamos absolutamente el corazón… ¿Por qué? Porque lo confundimos con los sentimientos y por ende no lo tratamos.

Así es como suceden bíblicamente los problemas.

El corazón maquina de mala manera, ejecuta por medio de obras infructuosas, que generan sentimientos lamentables.

Ejemplo: Mi corazón perezoso no quiere ir a trabajar, por lo tanto miento diciendo que estoy en el funeral de mi madre, y mi jefe llama para darme el pésame y justo contesta mi mamá, al verme descubierto una profunda angustia entra y me absorbe.

¿Te das cuenta lo terrible que es descuidar el corazón? No en vano Dios dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23).

En segundo lugar, Purifica tu corazón.  Santiago 4:8 señala: Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.

Sabemos específicamente que es Cristo quien nos redime, justifica y santifica, pero acá Santiago está manifestando la responsabilidad del hombre de enfatizar una relación íntima con Dios, las ilustraciones usadas son básicamente las de los sacerdotes presentándose para el sacrificio.

Si te esmeras por una relación íntima y genuina con Dios, tu corazón es llenado de Él y por Él y por ende, todo lo que brota es fructífero, el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno…

No seamos simplistas, no seamos superficiales, seamos hombres y mujeres fieles que al reconocer la verdad la evidencian en sus corazones, en donde Dios comienza el cambio efectivo.

Marcos 7:20-23 (RVR1960)

Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.

 

¿COMO DEBO TRATAR MIS PROBLEMAS?

La realidad de un hombre sin Cristo es tremendamente triste, la condición
humana sin la salvación del alma se explica claramente en Efesios 2:1-3 de
donde desprendemos nuestra respuesta.

I – Muertos en delitos y pecados. (v.1)
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados…
El hombre no está enfermo, grave o agonizante. Las Escrituras señalan que el
hombre natural está completamente muerto. Ahora, ¿Cómo podemos
entender la idea de estar muertos mientras que los que oyen se saben vivos
en el pasaje?
La muerte bíblicamente hablando, no significa extinción, aniquilación o falta de
existencia. La palabra muerte significa SEPARACIÓN, ya sea del alma con el
cuerpo, del hombre con Dios o de ambos.
Las Escrituras nos hablan de tres tipos de muerte:
 La Muerte Espiritual: Es la separación entre el hombre y Dios. (Is. 59:2) Esta muerte
fue la primera consecuencia del pecado de Adán y Eva en el Jardín del Edén. Dios es
santo, y no puede tener comunión con el pecado, por tanto, la ejecución de la
impiedad provocó la muerte espiritual, la cual es una tónica en toda la humanidad no
regenerada. La muerte espiritual es el estado de separación de Dios en el cual todo ser
humano nace en este mundo. Romanos 5:12 dice: “por tanto, como el pecado entró en el
mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres
por cuanto todos pecaron.” La muerte espiritual se evidencia en una persona que gasta

su vida en una manera de vivir licenciosa (1ª Tim. 5:6); que vive en pecado (Col.2:13);
en solo religiosidad (Ap. 3:11); y, a fin de cuentas, sin Cristo. (Jn 6:53).
 La Muerte Física: Es la Separación del alma del hombre con su cuerpo. Esto es la
comúnmente llamada muerte. Esta es una consecuencia del pecado de Adán y Eva,
(Gn. 2:17; 3:22) pero no sucedió en el mismo instante que ellos pecaron. Adán murió
físicamente 930 años después que murió espiritualmente. A diferencia de los ángeles
que solo tienen naturaleza inmaterial, el hombre fue creado tanto con una naturaleza
inmaterial como con una naturaleza material. El cuerpo humano que está compuesto
de más de 30 diferentes elementos químicos regresa a la tierra de donde fue tomado,
en espera de la resurrección, ya sea para vida o para condenación. (Heb. 9:27).
 La Muerte Eterna: Es la separación del hombre de la presencia de Dios para siempre.
Esta es la llamada segunda muerte (Ap. 2:11, la primera es solo física. Comp Ap.
20:14,15). Todas las personas sin Cristo están muertas espiritualmente hablando, aun
cuando viven sobre la tierra. Una buena ilustración para reafirmar el concepto se
desprende de las propias palabras del Señor Jesucristo (Mt. 8:21,22). Cuando comenzó
su ministerio invitó a muchas personas a seguirle y uno de los jóvenes al recibir la
invitación señaló:  21 Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. Es probable
que el Padre del muchacho estaba muriendo, ya había muerto o simplemente el joven
deseaba que su padre envejeciera y muriese para después seguir a Jesús. En fin, lo
interesante es lo que Jesucristo le dijo. Y fue:  22 Sígueme; deja que los muertos entierren a
sus muertos.
Es ilógico bajo nuestra definición que un muerto pueda enterrar a otro
muerto, pero, bajo la definición bíblica es más fácil notar la diferencia.  Lo que
Jesucristo nos enseña acá es que un muerto espiritual puede enterrar a un
muerto físico.
Siguiendo con el texto en Ef. 2:1…cuando estabais muertos en vuestros delitos y
Pecados… Note la palabra EN.
El hombre está inmerso en la muerte misma, ya que nace con la naturaleza
pecaminosa y todos sin excepción tienen esa condición la cual se manifiesta en
los delitos (paraptoma, resbalar, tropezar, caer) y pecados (hamartia, errar el
blanco)  que ha fin de cuentas muestran su distancia de la santidad de Dios.
El hombre no se hace pecador cuando miente, roba, maldice, mata, etc. El hombre
miente, roba, maldice, mata, etc. porque es pecador.
Si bien, es la muerte espiritual de la cual se desprenden cada una de las
características que sigue mencionando el relato. Es bueno seguir viendo
separadamente los costos asumidos en el estado sin Cristo.

II – Absorbidos en el Modelo Diabólico. (v.2)
2  en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo,
conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los
hijos de desobediencia,
El apóstol continúa señalando las características de las personas no vivificadas
y en ese contexto los efesios antes de someterse a Cristo seguían… “la corriente
de este mundo…” en otras palabras, siguiendo el modelo de vida de este
mundo pecaminoso caracterizado por el egoísmo, la sexualidad disipada y el
humanismo. (Luc. 21:34; Stgo 4:4; 1ª Juan 2:15).
Ese modelo adquirido tiene su origen y sustento en el príncipe de la potestad
del aire… Una alusión clara a Satanás. Él es el gobernante de este mundo (Juan
12:31; 2ª Cor. 4:3-4; Heb. 2:14) “la potestad del aire…” nos habla de su fuerza o
influencia en el mundo, efectuada por medio de sus demonios (Ef. 6:12).
Satanás se ha encargado de establecer SU sistema en el mundo y las personas
que están muertas a Dios los hijos de desobediencia siguen su corriente. Note
los detalles de la descripción. Los no regenerados son hijos del diablo (Jn 8:44)
y se caracterizan por la desobediencia, es decir, un deseo voluntario y
permanente de ir en contra de la voluntad divina.

III – Sumidos en los deseos de la carne. (v.3)
3  entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de
nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos,
Otra característica de la vida sin Cristo es la que se manifiesta haciendo la
voluntad de la carne (sarx) y de los pensamientos (dianoia). La idea es una vida
volcada a la satisfacción de los placeres físicos y mentales, una vida que está
centrada en el egoísmo.
Los pensamientos apuntan a las acciones deliberadas de la mente en contra
de Dios y su voluntad, y la referencia a la carne no debe limitarse a los pecados
sexuales simplemente, la Palabra de Dios señala:  19  Y manifiestas son las obras
de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,  20  idolatría,

hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías,  21  envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas;
acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que
practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Gálatas 5:19-21.
Un hombre sin Cristo está completamente inmerso y atrapado en sus propios
deseos, de los cuales no puede librarse por sí mismo.

IV – Por Naturaleza Hijos de Ira (v.3)
…y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Una característica más que describe la condición natural del hombre es la de
ser un “hijo de ira”, note que comienza con la palabra “éramos” ya que es la
descripción marcada de un pasado sin Dios, en donde Cristo hace la
diferencia. Un buen paralelo lo encontramos en 1ª Corintios 6:9-11. Note la
descripción de la vida natural (v.v 9,10) y la esperanza en el Señor. (v.11) “Y esto
erais algunos” señala el texto allá.
El término “Hijos de Ira” amplia el término “Hijos de Desobediencia” (v.2) y
denota  la justa y constante condena en la que se encuentran los incrédulos. El
que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la
vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. W. Hendriksen define:
“sujetos de la estable ira de Dios ahora y por todo el tiempo venidero”. (Rom.
1:18)
El verso 3 termina con la frase: lo mismo que los demás. Todo esto es la
condición del mundo entero, agradecemos a Dios que a pesar de esa triste
realidad hay esperanza de nueva vida en Dios por medio de Jesucristo. (Ef. 2:4-
10)