El liderazgo eclesiástico es sin duda una labor honrosa que por su gran visibilidad dentro de la congregación podría ser un puesto muy atractivo para algunos. Sin embargo, esta labor no es como cualquier otra, no se obtiene por méritos, no se alcanza por la inteligencia o conocimiento que alguien pueda tener, ni tampoco se hereda por lazos familiares. Para estar en el liderazgo de la iglesia y mantenerse allí debe haber un llamamiento Divino. El que está considerando asumir esta responsabilidad debe saber que su función está muy bien definida en la palabra de Dios, en donde encontramos requisitos, labores y características que un pastor debe tener. Por lo tanto, aquél que quiere estar en ese puesto debe procurar entender en detalle toda la instrucción que la biblia da al respecto y vivir de acuerdo con ello en todas las áreas de su vida. Aquí estudiaremos tres responsabilidades que los pastores tienen para con las ovejas que se encuentran detalladas en 1 Tesalonicenses 5:12 y que son las siguientes: trabajar, presidir y amonestar. Si bien estas no son todas las responsabilidades que un pastor tiene, son un buen punto de partida para entender lo que Dios espera de los pastores.

 Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan;

1 Tesalonicenses 5:12

1.- Arduo trabajo:

En griego, el verbo que se usa aquí para “trabajan” κοπιάω  (kopiao) significa trabajar arduamente, hasta el cansancio. He allí la razón del porqué algunas versiones traducen este texto con la expresión “con diligencia trabajan”.

El trabajo en el ministerio es por definición un trabajo agotador. El verbo que Pablo emplea aquí sugiere que el ministerio del pastorado es un trabajo arduo, que cansa, y que no puede llevarse a cabo sin diligencia y sin esfuerzo. Pablo, unos capítulos más adelante, se presenta a sí mismo como ejemplo de esto:

Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.

1 Tesalonicenses 2:9

Pablo de hecho se ha presentado a sí mismo como ejemplo de esta labor, y entrega con gran detalle las dificultades que él ha enfrentado al ejercer el liderazgo. El ministerio no es un pasatiempo que podemos tomar a la ligera, sino más bien una labor que requiere de sacrificio y entrega. Pablo agrega la palabra “fatiga” demostrando que su trabajo era desgastante. 

18 Cuando vinieron a él, les dijo:

Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia,

19 sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos;

20 y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas,

31 Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.

33 Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.

34 Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido.

35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

Hechos 20:18-20, 31,33-35

Si una persona no está dispuesta a trabajar y a desgastarse por amor a esas almas que Dios va a poner a su cuidado, francamente no debería ni siquiera pensar en querer estar en el servicio pastoral. 

Muchos líderes han sido negligentes en este punto. Esta irresponsabilidad trae consecuencias, por lo que es importante considerar si no se está dispuesto a depender de Dios para llevar a cabo esta tarea. 

 

 

 

2.-Autoridad Prudente:

La palabra presidir se traduce del griego de la siguiente manera: Tener autoridad sobre, cuidar, ayudar, dirigir, ser jefe. Antes de que podamos sacar conclusiones erróneas de estas palabras, debemos tener en claro que esto se enmarca en el contexto de hacer las cosas en el Señor, como el mismo texto lo declara. Por esta razón el liderazgo eclesiástico se diferencia totalmente de los malos modelos de liderazgo que hay en el mundo. El pastorado encuentra en Dios tanto la fuente de su autoridad como la limitación de éste. 

La misma palabra para presidir es utilizada en la carta a Timoteo para describir los requisitos de un pastor y es traducida con la palabra “gobernar”.

que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad

(pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);

1 Timoteo 3:4 y 5

Este pasaje hace una conexión entre “gobernar” y “cuidar. El auténtico liderazgo usa su autoridad para dirigir a la congregación como lo haría un padre para cuidar y velar por el bienestar de su familia. En contraste con esto, Dios advierte a aquellos que quieren abusar y tomar señorío sobre la grey:

no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.

1 Pedro 5:3

3.- Amonestación Constante:

La tercera característica tiene que ver con su labor docente pues es necesario que el pastor sea un maestro, y esto va más allá de una intención académica. Amonestar tiene que ver con “poner en la mente” de donde proceden también los conceptos instruir o advertir. Un pastor debe poner en la mente de las personas las palabras del Señor y debe hacerlo en todo tiempo. 

Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.

Hechos 20:31

La amonestación no debe ser tomada a la ligera o como algo ocasional, sino que requiere de constancia, aplicándose en toda ocasión, tanto públicamente desde el púlpito, como en la conversación privada. Pablo muestra con la frase “con lágrimas” la intensidad con la que se debe procurar esta tarea. La amonestación involucra un profundo deseo de ver una mejoría en la persona amonestada. El liderazgo bíblico está preocupado de poder ayudar, asistir y corregir a quien ha caído en el error, con el deseo de ver su mejoría. 

Cuando analizamos esto nos damos cuenta que la amonestación debe llevarse a cabo con constancia y esfuerzo. Es necesario el arduo trabajo para ver el fruto de la amonestación en la vida de las personas que Dios ha puesto al cuidado del liderazgo, pero no podría lograrse si hubiera pereza y negligencia en esta labor. 

 

Como podemos apreciar, la labor pastoral es de suma importancia para el bienestar de la congregación, y  que requiere esfuerzo, dedicación y constancia.

 

Nadie es más visible en las congregaciones que su liderazgo, y así como quienes poseen un testimonio correcto y un amor por la verdad pueden afectar positivamente al rebaño y el testimonio público de la iglesia, quienes son moralmente descalificados provocan gran daño, empañando la reputación del cuerpo de Cristo.

Por esto es fundamental cumplir con el estándar bíblico y no desatender las labores demandadas. Jesús es el príncipe de los pastores y él les ha encomendado el cuidado de sus ovejas con la autoridad delegada de él y bajo los límites que él ha dispuesto. Esta es una labor que debe llevarse a cabo con esfuerzo y en total dependencia de Dios.  

 

Quien desea el pastorado debe considerar que no encontrará su recompensa en los beneficios que el estatus de un puesto de liderazgo le puede ofrecer, sino más bien en el gozo que le traerá el desgastarse para el servicio de su Señor, quien es la recompensa final de toda su labor.