Las metáforas son muy buenas opciones para aprender de maneras muy ilustrativas lecciones que son inolvidables, y en las Escrituras tenemos muchas que nos ayudan a discernir el carácter del líder. El apóstol Pablo por ejemplo, utilizó variadas metáforas para describir la labor del líder bíblico. Lo comparó con un soldado, con un atleta y con un labrador para dar lecciones al pastor Timoteo. Ahora, junto con estas, Pablo utiliza una metáfora bien especial, y es que en 1 Tesalonicenses el apóstol compara su labor pastoral con la de una nodriza:
Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. 1 Tesalonicenses 2:7
No es nuevo en la Escritura el uso de la figura materna para ejemplificar verdades sumamente trascendentales. Nuestro propio Dios la usó para enseñar sobre su Amor y compasión por los suyos:
Ciertamente, el Señor ha dicho: ¡Miren! Voy a extender sobre ella la paz y la riqueza de las naciones, como si fueran un río desbordado. Ustedes serán amamantados y llevados en brazos, y mimados en el regazo. Yo los consolaré a ustedes como consuela una madre a sus hijos, y en Jerusalén hallarán consuelo. Isaías 66:12–13
¿Pero acaso se olvida la mujer del hijo que dio a luz? ¿Acaso deja de compadecerse del hijo de su vientre? Tal vez ella lo olvide, pero yo nunca me olvidaré de ti. Isaías 49:15
Y es que cuando apreciamos a una buena madre es evidente que serán latentes en ella características sumamente apreciables, características que por cierto Dios espera ver en todo buen siervo de Dios:
A.- Amabilidad.
Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; 2 Timoteo 2:24
B.- Afecto.
Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos. 1 Tesalonicenses 2:8
C.- Amor.
Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos. 2 Corintios 12:15
D.- Abnegación.
Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis. 2 Tesalonicenses 3:7-9
El líder puede aprender de una madre la amabilidad, el afecto, el amor y la abnegación por el pueblo de Dios, y ser tal como el apóstol fue con los tesalonicenses, tierno para con los creyentes.